Para muchos de nosotros este está siendo uno de los momentos más duros y difíciles de nuestra vida. Hemos vivido situaciones complicadas y dramáticas pero nada comparable a lo de esta pandemia, nada que abarcara a todos, no era excluyente y ninguno estamos fuera del alcance.
Parecía que la luz no iba a llegar y ahora por fin empieza a asomar.
Desde Tierra Santa llegan estupendas noticias, para Marzo el 80% de su población estará vacunada y comenzarán a recibir turistas y visitantes. No será al principio tan fácil como antes, nos pondrán condiciones de vacunas y PCR , pero poco a poco iremos regresando.
Tenemos muchas ganas de llevar peregrinos y también de ir nosotros.
Se nos hace raro que haya pasado un año sin aterrizar en Tel Aviv, subir a Galilea y recorrer Nazaré, visitar la Anunciación y ver el lugar en el que Jesús vivió de niño.
Subir al Monte Tabor y contemplar la vista de la fértil Galilea.
Seguir nuestro recorrido hasta el Lago Tiberíades pasando por Caná y recordar y celebrar con entusiasmo las “bodas”, ya en el lago poder disfrutar de este momento de meditación y contemplación en el barco, recogernos en un silencio mágico sobre las aguas y navegar en quietud, a veces en tempestad. Llegar al Primado, con ese característico color negro y junto a este Tabga. Subir al Monte de las Bienaventuranzas y aunque sólo sea mirar al horizonte y pensar que El también miro aquí. Bajar a la casa de Pedro, esa ciudad de Cafarnaum.
Y seguimos echando de menos y no vemos el momento de llegar a Jericó, renovar el Bautismo y bañarnos en el Mar Muerto. Subir a Belén, caminar por esa explanada que nos encamina a la pequeña puerta de la Basílica, no importa la espera pero no queremos perdernos el emocionante momento de bajar a la gruta, y sentir el lugar especial y emotivo del recuerdo del Nacimiento. Y por fin llegar a Jerusalén……….Jerusalén la Dorada ¡¡¡
Cada vez queda menos para viajar a Tierra Santa.