Culminamos nuestro viaje por las Repúblicas Bálticas , que comenzamos en Letonia y Riga, y proseguimos por Estonia. Llegamos a Lituania, la menos turística de las tres, pero no menos fascinante.

Lituania combina historia, catolicismo, arquitectura y una naturaleza imponente. Nuestra primera parada en Lituania, viniendo desde Letonia, va a ser en la Colina de las Cruces.
Es un santuario en una colina con miles de cruces que han ido colocando los católicos,; convirtiéndose en un símbolo de la fe cristiana y de devoción.
Las hay de todos los tamaños y materiales, y también imágenes de los Santos y la Virgen. Se convirtió en lugar de culto durante la represión de los zares rusos, a principios del siglo XIX, y en la era soviética se intentó destruír.
El Papa Juan Pablo II puso una de las cruces en 1993, lo que dio más fama aún al lugar.

Desde ahí seguimos la carretera y llegamos a la bella capital Vilnius o Vilna, como prefieras llamarla, otra joya barroca de la Europa del Este.
Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad, y se respira el pasado en sus calles empedradas, iglesias barrocas y rincones con encanto.
La Catedral de Vilnius , que por supuesto visitaremos, tiene una imponente fachada neoclásica y su torre campanario de 57 metros es uno de los símbolos de la ciudad. También la Torre de Gediminas, a la que solemos subir en funicular,y promete las mejores vistas a la ciudad.
La Iglesia de San Pedro y San Pablo, data del siglo XVII, destaca por su magnífico diseño interior barroco y su decoración de esculturas italianas.
No puedes perderte el barrio de Uzupis, distrito bohemio autoproclamado «república independiente», y lleno de arte callejero y bohemio. Y la Universidad, en donde está la Iglesia de San Juan, otra que recomendamos visitar, se puede acceder al campanario con excepcionales vistas panorámicas.

Otra visita excursión imprescindible es Trakai , una localidad encantadora rodeada de lagos , que está a sólo 28 kilómetros de Vilnius. Su principal atracción es el Castillo, medieval de ladrillo rojo, situado en una isla en el lago Galvé. Fue construído para proteger la ciudad de los ataques cruzados, pero luego sirvió de residencia de los Duques lituanos. Podemos aprovechar para degustar los kibanai, empanadas tradicionales lituanas en alguno de los restaurantes junto al lago.
Lituania sin duda te va a sorprender.

 

 

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