Es una excelente decisión viajar a Polonia ; de importancia, no es un viaje cualquiera. 
Recorreremos una gran llanura en la que se encuentran extensos pinares, fértiles tierras y bellos pueblos bien comunicados. Y por supuesto conoceremos sus acogedoras e imprescindibles ciudades como Cracovia, Varsovia , Wroclaw o Czestochowa.

Gracias al Tratado de Versalles hay una Polonia para soñar y otra para poder rehacer y escribir su historia. A nadie escapa los sufrimientos y guerras que sus habitantes padecieron; a pesar de todo, nunca dejó de sonar el piano de Chopin que llena de melodías el país.

Cracovia es una ciudad emblemática para el turismo religioso, Patrimonio de la Humanidad, su Plaza del Mercado, es la mayor plaza medieval de Europa.
Con la majestuosa Catedral de Wawel , en la colina, santuario nacional de Polonia. Y su famosa campana de Segismundo, de más de 12 toneladas, aún se la puede oír repicar
La Basílica de Santa María, célebre por su altar mayor y la trompeta que cada hora suena desde su torre

Cerca en Lagiewniki , está el Santuario de la Divina Misericordia , al que ya dedicamos un post, dada su importancia. Aquí están depositadas las reliquias de Sor María Faustina Kowalska. Un lugar muy importante de peregrinación.
Y también cerca de Cracovia , a 40 km., otro santuario que además es Patrimonio de la Humanidad: el de Kalwaria Zebrzydowska, con procesiones que recrean la Pasión de Cristo.

Varsovia, la capital polaca, reconstruida casi por completo tras la Segunda Guerra Mundial, es otro punto clave del itinerario. Con la Catedral de San Juan, el Castillo Real, el trístemente famoso Gueto, la Ciudad Vieja o la Iglesia de Santa Cruz, donde reposa el corazón de Chopin; una basílica barroca con sus emblemáticas torres gemelas , símbolo también de fé y resistencia.
Y cerca , a 55 km., visitamos Niepokalanow, con el Santuario de la Inmaculada Concepción, fundado por el padre Kolbe.

Para los católicos, Częstochowa es otro lugar de referencia imprescindible. Aquí se encuentra el Santuario de Jasna Góra, donde se venera la milagrosa imagen de la Virgen Negra de Częstochowa, protectora de Polonia.
Este icono mariano, rodeado de relatos de prodigios y de resistencia en tiempos difíciles, atrae a millones de peregrinos cada año, especialmente en las grandes procesiones de agosto.

Wroclaw , otra preciosa ciudad jalonada con numerosas islas y puentes , a lo largo del Río Oder, hay quien la llama la Venecia Polaca. Su catedral de Ostrow se encuentra en la isla Tumski.

También es recordado por todos, creyentes o no, la figura de Juan Pablo II: el Papa Polaco del siglo XX y, hasta el final de sus días, el «Papa Viajero«.
A pocos kilómetros de Cracovia está Wadowice, otro punto de peregrinación. Es la ciudad natal de Karol Wojtyla, aquí visitamos la Casa Museo de Juan Pablo II y la Iglesia parroquial donde fue bautizado

Miles de turistas, pero sobre todo peregrinos , viajan siguiendo sus huellas: la Ruta de Juan Pablo II.
El primero en hacerlo fue su sucesor Benedicto XVI, para honrar en diversas ocasiones su memoria. Fue, quizás, el homenaje más representativo a Juan Pablo II, pues era el primer viaje apostólico fuera de Italia, a la patria de quien durante más de un cuarto de siglo acompañó la ruta de la Barca de Petro, llevando su timón con mano firme pero misericordiosa, hasta los albores del tercer milenio.

Hoy día son muchos los cristianos que se unen a este homenaje peregrinando por Polonia, caminando por los lugares más significativos de las Parroquias.
Se visitan los lugares que tantas veces pisó el joven Karol Wojtyla, se recuerdan algunos de los discursos que en ellos pronunció como Juan Pablo II.

En Polonia existe un conocido proverbio que todos los polacos se toman muy en serio: «Un huésped en tu casa es Dios en tu casa».
Por eso, independientemente de donde o como vivan, los polacos recurren a su larga tradición de hospitalidad eslava para dar la bienvenida a nacionales y extranjeros, con calor y afecto.
Además es un país de tolerancia religiosa. No tuvieron lugar guerras de religión; aunque la mayoría son católicos, viven en armonía con los fieles de otras religiones: protestantes, judíos, musulmanes.

Según una antigua costumbre polaca, a los visitantes se les recibe con pan y sal. El pan significa confianza, y la sal, duración. Antiguamente la sal, cara como el oro, era muy apreciada. Como la amistad.

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