Después de cinco años Siria, antaño uno de nuestros destinos turísticos predilectos, sigue en guerra. En la foto se puede apreciar el bullicioso zoco de Damasco en el año 2009 dos años antes de que comenzara.
Parece que el final del túnel podría estar más cercano. Dedicamos este post a los refugiados y al pueblo sirio, deseando que recobren la paz y la esperanza.

Nos cuenta nuestro amigo Hilario que, en su primer viaje a Siria en febrero de 1995, recuerda que la visita al Templo de San Simeón fue por la tarde:

Tuvimos un tiempo largo para hacer oración. San Simeón la animaba; me senté a la altura del presbiterio, mirando hacia el valle. El sol de la tarde iba de caída, vestía de oro las piedras del templo y ahuyentaba las sombras del Valle; me invadió el silencio y la paz. Y escribí el poema soledad sonora en Siria.

 

Porque hemos visto la estrella nos pusimos en camino;
algo nos dijo que en ella brillaba nuestro destino.
Su luz venía de Oriente, y hacia Oriente he caminado,
atrás quedó el Occidente, mi viejo mundo cerrado..

Estos caminos que sigo guardan polvo de la historia,
vente a descubrir conmigo las huellas de su memoria.
Bajo estos campos de trigo quedan ciudades dormidas:
Palacios, templos,amigos… con sus calles y avenidas.

Tierra de antiguas culturas, de monasterios y santos,
de eremitas en la altura que aún hoy mantienen su encanto.
Ruinas de viejos conventos, atardecer del día,
piedras que, en este momento, me acerca a su lejanía.

Dile al silencio que calle, dile al silencio sonoro
que apague la voz del Valle cuando el sol se viste de oro.
Ahora el silencio es mi huerto, paz mi corazón respira:
me encaminaré al desierto con sus palmas en Palmira

Alepo, 26 de febrero de 1995.

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