Hoy me he levantado con ganas de escribir unas líneas sobre Italia:
Son muchos los que la consideran como la cuna de la cultura occidental moderna. El poeta británico Lord Byron «se enamoró sin remedio de Italia«; el alemán Goethe cantó a la «tierra donde florecen los limoneros…donde las doradas naranjas brillan entre el oscuro follaje«. Y hay quien ha dicho que «el Creador hizo Italia según un diseño de Miguel Angel«.

Conocer sus pueblos y ciudades será como hacer un recorrido por el tiempo, desde el poderoso y lejano Imperio Romano, pasando por el esplendoroso e incomparable Renacimiento hasta llegar a nuestros días.
Por toda la geografía italiana se respira una impresionante riqueza de historia, arte, cultura y religión. Cientos de edificios, monumentos, iglesias, catedrales, esculturas y pinturas hablan de su esplendor.
Aunque en otro momento hablaré solamente del Vaticano y de la Roma cristiana, quiero precisar que hoy también los mencionaré de pasada.

Acabo de regresar de un Fam Trip con un grupo de sacerdotes y laicos que organizan sus viajes con Pertur. No lo digo yo, que también; son ellos sobre todo, los que se hacen lenguas de lo bien que ha salido este Viaje Peregrinación y que lo recomiendan para realizarlo con sus parroquianos y amigos.
Es muy interesante recoger y presentar sus impresiones de lo que visitamos.

En Roma se respiran los vestigios más antiguos que todavía se alzan orgullosos en la ciudad.
Uno de sus símbolos, testigo mudo de más de dos mil años, el Coliseo , sin olvidar en la misma zona los Foros Romanos y los Arcos de Tito y Diocleciano.
Aunque hacía frío, es muy recomendable hacer un recorrido, tal como hicimos, por Trevi, Nabona, Popolo, Piazza di Spagna, Republica y sus fuentes.
El día dedicado a las Basílicas Mayores : San Pedro, Santa María La Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán , templos máximos del arte y del cristianismo , y las Catacumbas ,- visitamos la de Santa Priscila-,.. fue inolvidable.

Nos hubiera gustado visitar al Papa Francisco , pero nuestra presencia en Roma no coincidió con el día de la Audiencia. Sabemos que cuando organizamos nuestros grupos esta visita se hace, lo mismo que los Museos Vaticanos y la Capilla Sixtina que, felizmente, realizamos. Verdaderos tesoros.

En Asís : Francisco y Clara.

Así se expresó Juan Pablo II :»….Es realmente difícil separar estos dos nombres: Francisco y Clara, estos dos fenómenos, estas dos leyendas, binomio que sólo se entiende con categorías cristianas , espirituales, del cielo…Francisco y Clara, inseparables, lección permanente como hombre de paz, y mujer de oración al servicio de la pacificación universal en la justicia y en la caridad

Nuestra visita a la ciudad de Asís comenzó por la «Porciúncula» , cuna de la Orden Franciscana  y santuario de la misión y del perdón.
Es una pequeña iglesia que el mismo San Francisco restauró con sus propias manos y se convirtió en su hogar. Aquí oyó la llamada; aquí tuvieron lugar los más importantes acontecimientos de su vida; aquí recibió a Clara de Asís y la dedicó al Señor; aquí murió y nos enseñó a vivir el tránsito de esta vida como una celebración y saber mirar a la muerte como hermana, » loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal «.
La Porciúncula está dentro de la Basílica Santa María de los Ángeles , debajo de la cúpula de 75 metros de alto.
Para completar lo monumental de la Basílica, mide 126 metros de largo, por 65 de ancho.

A cuatro pasos de la Porciúncula celebramos la Eucaristía en una capilla sencilla, eremítica, franciscana. Completamente ambientada para escuchar la lectura de las Admoniciones de San Francisco y las Bienaventuranzas según San Mateo. Una Eucaristía de gracia, alabanza, perdón. Y al final, la bendición de San Francisco:

– El Señor os bendiga y os guarde. Amén.
– Haga brillar su rostro sobre nosotros
y os conceda su favor. Amén.
– Vuelva su mirada a vosotros
y os conceda la Paz. Amén.
– Y la bendición de Dios Todopoderoso
descienda sobre vosotros. Amén.

Seguidamente la guía, española para alegría nuestra, y muy preparada en arte, cultura y religión , nos llevó a paso ligero a la rosaleda y a la Capilla de la Rosa, cuya explicación merece reproducir:
A la rosaleda se entra a través de la sacristía. Son los últimos restos del antiguo bosque en el que San Francisco y sus frailes vivieron. Aquí hablaba el Santo con las tórtolas, invitándolas a alabar al Señor. Dichas aves habían anidado desde tiempos inmemoriales en este lugar.
También se cuenta según la tradición, afirmada por primera vez a finales del siglo XIII, que una noche San Francisco, sintiendo la tentación de abandonar su estilo de vida, rodó desnudo entre las espinas de las zarzas en un intento de superar la duda y la tentación. En contacto con su cuerpo, las zarzas se transformaron en rosas silvestres sin espinas. Desde entonces la variedad de Rosa Canina Assisiensis se ha cultivado en este jardín.

Desde la rosaleda se entra en la Capilla de la Rosa
Era la celda en la que San Francisco descansó y pasó el resto de la noche en oración y penitencia. Aquí encontró también a San Antonio de Padua.
Después de su muerte se construyó una capilla en el siglo XIII , ampliada en el XV por San Bernardino de Siena. Fue decorada entre 1506 y 1516 con una serie de frescos de varios pintores, entre los que estaba Tiberio D´Assisi , representando la primitiva comunidad franciscana y los primeros santos de la Orden, el milagro de las rosas y la concesión de la indulgencia.

Otra de las visitas que nos esperaba era la Basílica y Tumba de San Francisco, construídas en una pintoreca colina.
La Basílica fue eregida para honrar al Santo y se comenzó a construir al día siguiente de su muerte. Consta de dos iglesias, la superior y la inferior. En ésta, en la cripta, fueron depositados los restos del Poverello. A su alrededor están enterrados los cuatro discípulos entre los primeros franciscanos: Angel Tancredi, León, Maseo y Rufino.
Y en la superior cabe destacar los frescos de Giotto: 28 cuadros que constituyen una biografía artística de San Francisco ofrecida a los peregrinos.
Las dos iglesias nos transmiten todo un mensaje:

La inferior, oscura y baja, sería el símbolo de la vida de penitencia; la superior, luminosa y espaciosa, sería el símbolo de la gloria. Francisco, ahora en la gloria, nos invita a recorrer el mismo camino.

Aunque no hubo tiempo para visitarla, merece la pena mencionar la Basílica de Santa Clara. Aquí San Francisco aprendió a leer y a escribir; aquí ejerció varias veces el ministerio de la predicación como refiere su biógrafo Celano. Asimismo, cuando Francisco muere es enterrado en esta iglesia. Al cabo de cuatro años fue trasladado al Santo convento. Y en aquella misma iglesia, el Papa Gregorio IX lo canonizó, el 16 de julio de 1226.
También contiene los restos de Santa Clara, quien permaneció durante siete años en el mismo lugar donde había sido sepultado San Francisco.
Y otro de los broches de la visita a la Basílica de Santa Clara es, nada menos, el auténtico crucifijo de San Damián, expuesto a la devoción de los fieles. Es una pintura de fuerte influjo bizantino, cuyo origen se remonta al siglo XII. Ante este crucifijo rezó muchas veces la corta y devota oración que hoy se conserva como uno de sus escritos más auténticos:
» ! Oh Dios Inmenso !, ! Qué estáis lleno de Gloria !
Señor mío Jesucristo, os ruego que iluminéis y disipéis las tinieblas de mi espíritu; dadme una fe pura, una esperanza firme y una caridad perfecta. Haced, !oh Dios mío! , que yo os conozca bien, y que haga todas cosas siguiendo vuestra luz y conforme a vuestra santa voluntad. Amén. «

No faltará ocasión para centrarme, en otro artículo, en la Ruta Franciscana…

Foto de portada  : Basílica y Convento de Santa Clara, en Asís .
Via www.vocacionesfranciscanas.blogspot.com 

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