En nuestro viaje por Tierra Santa volvemos a hacer parada en el enigmático enclave de Qumrán. El grupo que dio vida a Qumrán durante más de siglo y medio -desde el siglo II antes de Cristo hasta el año 70 de nuestra era- ,es identificado con un sector especial de la secta de los esenios.

Se trataba de gentes en desacuerdo con el judaísmo oficial del Templo por considerarlo paganizado y alejado de la verdadera descendencia sacerdotal, y por cuestiones fundamentales de calendario religioso.
Los esenios buscaban en el desierto alejarse de la tendencia paganizante de Jerusalén y recuperar la fidelidad a la Alianza, en la práctica escrupulosa de la Ley, en espera del Mesías y de la victoria contra los impíos.

El ideal de la Comunidad era buscar, con toda el alma, a Dios para aplicarse al bien y huir del mal. Tiene como meta la perfección y recibe el nombre de «Casa de Perfección». Por eso se aplican al estudio de la Ley y se les llama hijos de la Alianza.

La vida en común los caracterizará desconfiando, tal vez, de la ascética individual. Exigen el espíritu de comunión en la práctica de la virtud: pobreza, obediencia y castidad será la norma de su vida; la oración, el trabajo y estudio sus ocupaciones.
Los esenios tenían sus propios ritos como la purificación y el banquete escatológico. Seguían el calendario lunar y sus doctrinas sobre la escatología, mesianismo , dualismo de espíritu, predestinación y libertad, los acreditan en alto grado.

El título de «maestro de Justicia» correspondía a los fundadores de la secta de Qumrán, por haberse proclamado sumos sacerdotes los macabeos e interrumpir así la sucesión sadoquita; motivo asimismo que determinó que muchos sacerdotes del Templo, en protesta, abandonaran Jerusalén.
La vida de los esenios la conocemos gracias a los manuscritos encontrados: bíblicos, comentarios, apócrifos y la producción propia de la Comunidad.

La comunidad estaba fuertemente jerarquizada, la presidía un sacerdote y su consejo. Cuando se reunía toda la Asamblea, cada uno debía ocupar el puesto asignado e intervenir según un orden preestablecido: sacerdotes, ancianos, miembros y aspirantes. Para entrar a formar parte de la comunidad debía superarse un largo periodo de pruebas y escrutinios, con una incorporación progresiva , antes de ser considerado miembro de pleno derecho.
Del mismo modo un elaborado sistema penitencial, ordenaba el tipo de castigo que debía imponerse por cada infracción, que podía llegar desde la privación prolongada de alimento, hasta la expulsión definitiva.

Posiblemente, Juan y el mismo Jesús conocía la existencia de estos monjes, pero está clara su interrelación e influjo entre ellos. Son claras las diferencias entre el contenido evangélico y la teoría espiritual de Qumrán. El antagonismo es considerable. Mientras los esenios se reafirman en el cumplimiento de la Ley, la obra de Cristo se basa en el mandamiento nuevo del Evangelio, la caridad universal. En Qumrán se desconoce la amplitud del Reino de Dios para con los pecadores.

En fin, hay diferencias notables entre la doctrina y vida de los esenios y el Evangelio; por apuntar alguna: Jesús y el mismo Juan estaban, como se dice, en otra dimensión, en otro camino.

Pin It on Pinterest

Share This