Culminamos el recorrido por Rumanía, que comenzamos por Bran, Brasov y Bucarest en una anterior entrega , volviendo a las Iglesias de Bucovina.

Hace tiempo, en el 2009, el Arzobispo de Suceava y Radanti, al noreste de Rumanía, se ocupó de describir de manera breve y concisa, el significado espiritual de las iglesias y monasterios de Bucovina. Decía:

» La belleza y grandeza de las iglesias de Bucovina se deben tanto a sus pinturas interiores y exteriores como a la arquitectura. Mirándolas, inmediatamente quedamos sumergidos en una atmósfera de recogimiento espiritual; el semblante de los santos nos transmite una vida de santidad – el más alto grado de dignidad del hombre – , estado que acerca al hombre a Dios; observándolas, vemos en ellas la obra y la presencia de Dios.
Estas iglesias , con sus pinturas son testimonio de nuestros creyentes ortodoxos; son el fruto del sacrificio de sus fundadores, precursores nuestros, defensores del país y sacrificados guardianes de las creencias de nuestros antepasados. Ellas muestran el valor y el poder creativo de nuestro pueblo, allí donde hay belleza, la belleza que produce admiración al primer vistazo a través de los ojos, no sólo del alma, sino también del cuerpo.
Tanto los maestros constructores como los pintores, crearon la belleza que refuerza y vitaliza la unión del hombre con Dios. La conservación y cuidado de estos valores constituye una obligación moral de máxima importancia; ellos pertenecen tanto al patrimonio nacional como al universal. A través de ellos pertenecemos no sólo a la familia de los pueblos de Europa, sino también al mundo entero, a ese mundo amante y creador de valores realizados por el hombre a imagen de Dios creador del cosmos, en resumen de la belleza.»

Tampoco puede faltar la apreciación que, sobre la estética y lo sagrado en la arquitectura y pintura de los monasterios de Bucovina ,tiene Dumitru Irimia, un reconocido lingüista y filólogo rumano:

» Los fundadores de las iglesias y monasterios de Bucovina, soberanos y boyardos inspirados, demostraron tener plena conciencia de que la existencia y la esencia específica de un pueblo pueden defenderse tanto en la agresividad de la batalla a lo largo de la historia, como a través de valores de alta espiritualidad, estéticos y sagrados a la vez.

Las iglesias y monasterios de esta región del país se encuentran en perfecta armonía con su entorno -montes, bosques, torrentes-, integrados en el mismo ritmo cósmico, en la medida en que se crea una profunda armonía entre la existencia humana y la del universo bajo el símbolo de lo sagrado.
Pintadas en su interior y en los muros exteriores por completo, hasta las torres, las iglesias de Bucovina representan una Biblia abierta, no sólo como un libro sagrado, sino también como un universo sagrado abierto: un espacio privilegiado en el que el tiempo histórico se confunde en un principio y se transforma después en el tiempo cósmico portando los símbolos de lo trascendente.

Integrados en un todo pictórico , arquitectónico y espacial, los iconos ortodoxos sobrepasan, aquí, la función de representación asumiendo, además, una función ontológica de sagrado significado. La salida del espacio-tiempo cotidiano, profano, tiene lugar antes del encuentro del hombre con la pintura exterior, antes de cruzar el umbral de la iglesia y antes del comienzo del servicio religioso.»

Foto de portada: Manastirea Moldovita vedere laterala, by Alex Moise. Lic Creative Commons – BY-SA-3.0-ro

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