Viajar a Polonia siempre es una delicia. Paisajes, ciudades, monumentos, tradición católica, gastronomía y la amabilidad de su gente. Lo habitual es visitar Varsovia,  Cracovia, Czestochowa con el Santuario de Jasna Gora, las minas de sal de Wielicka o el tristemente famoso Auschwitz.
Pero en nuestro último viaje a Polonia decidimos conocer el norte, la costa del Báltico y nos decantamos por Gdansk.

Todo un descubrimiento, una maravilla de ciudad. Sorprendente por su dura historia , épocas de dominación, guerras y destrucción que se han ido solapando desde su fundación hacia el año 997.
Capital de Pomerania del Este , es una de las ciudades más bonitas de Polonia. Bajo el dominio teutónico fue llamada Danzig, y fue una de las más importantes ciudades hanseáticas. 
Formó parte de Prusia, del Imperio Alemán, en el periodo de entreguerras llegó a ser la ciudad libre de Danzig bajo la protección de la Liga de las Naciones. Los nazis la reclamaron posteriormente , siendo el pretexto para invadir Polonia y comenzar la Segunda Guerra Mundial.

Aquí está el famoso astillero donde se fundó el sindicato Solidaridad, dirigido por Lech Walesa, que luchó por los derechos de los trabajadores y la democratización de Polonia,algo que sucedió finalmente en 1990 tras la caída del Telón de Acero y del largo periodo comunista.
Se pueden contemplar a mitad de camino, tomando un barco por el río Motlawa, desde el puerto de Gdansk hasta Sopot en la playa. También podemos ver desde el barco el acuartelamiento de Westerplatte, que fue bombardeado por los alemanes el 1-9-1939, comenzando oficialmente la guerra. Un recorrido  totalmente recomendable. 

El viejo puerto de Gdansk es uno de los centros neurálgicos de la ciudad, lleno de estupendos restaurantes, y donde está la grúa medieval de madera, que fue la más grande de Europa, del año  1442. Desde la calle del puerto que da a la ría, se va accediendo a diversas puertas (Puerta Dorada, Puerta Verde, Puerta del Espíritu Santo, etc) que dan a las bellas calles , entre imponentes casas.

Una de esas calles , es Dlugi Targ, la calle peatonal que da a la gran plaza de mismo nombre, con la emblemática estatua de Neptuno, símbolo de la ciudad. También están el Ayuntamiento, el Edificio de la Corte del rey Arturo (1476) con hermosas estatuas, la Casa Dorada, la Armería, etc.

Y las Iglesias son un capítulo aparte: la Iglesia de Santa María (1343), en la calle Mariacka,  construida en su totalidad en ladrillo, uno de los tres templos más grandes del mundo en este material. Con sus agujas de azul marino, que se divisan desde lejos. 
En la Iglesia de San Nicolás, del siglo XII, considerada la más antigua, destaca su órgano y el retablo. Y Santa Catalina (Katarzyny), restaurada tras los destrozos de la guerra mundial, cerca del Mercado.
Cerca de Santa Catalina está la Iglesia de Santa Brígida, con un monumental altar de ámbar, algo natural aquí:  Gdansk es conocida también como la ciudad del ámbar,  su museo merece una visita.

En las afueras de Gdansk, hay lugares imprescindibles. Vamos a recordar tres de ellos:
uno ya lo citamos antes, Sopot, con su largo paseo marítimo y sus blancas playas del Báltico entre abedules y chiringuitos de excelente pescado. 
Otro es la Catedral de Oliwa, dedicado a la Santísima Trinidad, a la Santísima Virgen María y a San Bernardo. Cuenta con uno de los órganos más importantes de Europa (más de 8000 tubos).
Y  para terminar Malbork o Marienburgo, con su famoso castillo, el mayor de ladrillo del mundo,  de la Orden Teutónica. 

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