La primera cita de nuestro viaje por Chipre tiene lugar en Nicosia, capital de la isla desde el siglo XII. Se distinguen en ella dos ciudades: la antigua, encerrada dentro de las murallas venecianas, bien conservada y con recio sabor medieval. Y la ciudad moderna, poco diferente a una ciudad actual.

Políticamente hablando, Nicosia está dividida en dos partes por unas alambradas metálicas, correspondiendo cada una de ellas a las dos zonas en que se dividió la isla en 1975. Una corresponde a la zona turco-chipriota ocupada hasta el día de hoy, pero qué se puede visitar; y otra a la República de Chipre.

Comenzamos el día visitando el Museo Bizantino, que se encuentra detrás de la catedral de San Juan.
Un buen momento para disfrutar de la colección de iconos más importante de Chipre, desde el siglo IX hasta el XVIII. La mayoría fueron recogidos de iglesias rurales abandonadas; es uno de los patrimonios más valiosos de la Iglesia de Chipre y de toda la humanidad.
Se ha realizado un gran esfuerzo para recuperar obras que habían sido saqueadas y vendidas posteriormente al exterior. Algunos países colaboraron con este propósito; por ejemplo, Alemania detectó iconos que habían salido ilegalmente de la isla y los devolvió desinteresadamente a Chipre. Estados Unidos hizo lo mismo, pero supeditó su decisión a un juicio previo.
Además las galerías de arte del museo contienen pinturas al óleo, mapas y litografías.

A continuación pasamos a visitar la Catedral. Sus pinturas al fresco, del siglo XVIII, son de extraordinario valor. Sobresalen las que se refieren al descubrimiento de la tumba de San Bernabé en Salamina, y los sucesos que conducen a la Iglesia greco-ortodoxa a obtener su independencia. Está dedicada a San Juan el Teólogo.

Bien merece la pena perderse por el casco antiguo de la capital, todo armonioso y muy agradable. Llaman la atención los pasadizos entre calles; ni la especulación, ni la reconstrucción urbanística han conseguido acabar con ellos.
En su interior siempre suele encontrarse algún viaje café tranquilo y decadente,muy sugestivo en las horas de intenso calor que soporta la ciudad.
Y rodeando el casco viejo, está la muralla de la época veneciana, del siglo XVI. Es su seña de identidad y está salpicada a todo lo largo, por edificios y monumentos de interés histórico cultural. Tiene una circunferencia de 4,5 kilómetros y posee once elevados bastiones, que recuerdan a una estrella con once puntas y tres puertas principales.

Para el final hemos dejado la visita al Museo Nacional arqueológico, que posee una colección de antigüedades y tesoros chipriotas, desde el Neolítico hasta la época romana.
Es el museo más valioso de la isla y el único recinto cultural importante que se levanta fuera de la antigua ciudad amurallada. Predominan principalmente las piezas de alfarería y, como reliquias individuales, podemos resaltar : la estatua de mármol de Afrodita encontrada en Soli; la de Eros, encontrada en Pafos y la del emperador Septimio Severo en bronce, hallada en Kyrenia

Foto de portada: Faneromeni square Nicosia Republic of Cyprus by Nicosia EU2012. Licencia  CC Share Alike 3.0.

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