Chipre, país de reducidas dimensiones, pero que posee un patrimonio cultural a lo grande. Sus más de 9000 años de historia avalan esta riqueza que, hasta el día de hoy conserva.
La isla está situada en el cruce de caminos de Europa, África y Asia; y como todos los pueblos del Mediterráneo, ha sido escenario y foco de civilizaciones y encuentros humanos que fueron dejando su impronta: aqueos, fenicios, asirios, egipcios, persas, romanos, venecianos, otomanos, británicos.

Merecen una mención especial los apóstoles de Jesús que difundieron por estas tierras el Evangelio: Pablo y Bernabé, en su primer viaje misionero. Y la semilla del cristianismo prendió y creció llegando a su esplendor en el período bizantino.
No es de extrañar que, en el recorrido por la isla, se puedan encontrar asentamientos prehistóricos, antiguos templos griegos, teatros y villas romanas; y al mismo tiempo, basílicas paleocristianas, iglesias y monasterios bizantinos, castillos de los cruzados  y otros tesoros de la historia.

En los pueblos, las antiguas costumbres y tradiciones se conservan todavía vivas, generación tras generación. Los jóvenes siguen bordando sus encajes; los alfareros, manipulando sus vasijas de barro; los orfebres,el cobre; los tejedores, sus telares de mano.
Y por supuesto, no faltan las conmemoraciones. Con motivo del día del Santo que da nombre al lugar, no hay semana en Chipre sin alguna celebración.

Con sus espectaculares paisajes y su envidiable clima, no es raro que Afrodita haya nacido aquí.  Por la abundancia de cobre en sus tierras y por estar poblada de abundantes cipreses, Homero la llamó Kupros. Desde entonces, muchos mortales han descubierto por sí mismos esta tierra » digna de los dioses «.

Imagen de portada: Kourion Archeological Museum by Michal Osmenda. Lic: CC BY 2.0

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