Camino de Viena, quiero recordar de manera muy particular a nuestro guía acompañante, Josechu. Sencillamente porque a muchos los mantuvo despiertos con el culebrón de Sissi, emperatriz de Austria, y reina consorte de Hungría. La reseña histórica sobre aquel país resultó ser más amena.

El primer contacto con el río Danubio lo tuvimos en Bratislava, la capital de Eslovaquia. Es una ciudad pequeña. Se caracteriza por sus torres medievales. Los edificios históricos están ubicados en la Ciudad Vieja: Ayuntamiento, Puerta de Miguel, Biblioteca…; muchos palacios barrocos, la Catedral de San Martín, la Iglesia de los Franciscanos. Y en una meseta de 85 metros por encima del Danubio, el Castillo de Bratislava: una de las estructuras más prominentes de la ciudad.

Para digerir tanto arte, historia, cultura, a orillas del Danubio servimos unos platos de jamón, chorizo y salchichón de la Rioja. Un aperitivo a la altura de las circunstancias. Gracias, Tere y familia.

Viena fue la capital de un gran imperio, y como vieja señora nos ofrece a todos su historia y nostalgia de un pasado legendario; pero su presente está lleno de ambientes cálidos y momentos para recordar.

Pasear por Viena es como introducirse en los acordes de un vals: recorrer sus amplias avenidas, contemplar la monumentalidad de sus palacios, iglesias o mansiones; descansar en sus parques y jardines, descubrir la riqueza artística de sus museos, disfrutar de un café en sus terrazas…

La panorámica que realizamos fue, simplemente, constatar dicha grandeza:

Ringstrasse, la calle más monumental de Europa. Un lujo para gloria y orgullo de la ciudad y donde se encuentran sus palacios y museos imperiales, el Parlamento, los jardines de Belvedere, la Iglesia Votiva… y la Catedral gótica de San Esteban.

Hofburg, el gran palacio de los reyes austriacos; lugar de personajes como María Teresa, Francisco José o Sissi.

La Ópera, lugar de culto en la ciudad de los compositores Strauss, Beethoven, Mozart…; la herencia de la «belle epoque» vienesa y el recuerdo de tantas obras estrenadas en ella. Y hoy y siempre, el sitio donde se debe triunfar para ser alguien en el mundo de la música.

Belvedere , conjunto arquitectónico y paisajístico formado por dos palacios unidos por jardines, sede de los museos de Arte Barroco, Medieval y la Galería de Arte Austriaco.

Al Palacio de Schönbrunn dedicamos una mañana. Es conocido como el Versalles vienés. Fue la antigua residencia imperial de verano, majestuoso; el palacio junto con sus jardines, fue nombrado Patrimonio de la Humanidad.

Y por la tarde, a modo de despedida, asistimos a un concierto de música, en el que interpretaron, por supuesto, el Danubio Azul. Fue una velada para recordar.

Para cerrar el día, nos dirigimos a Grinzing, barrio típico vienés de animadas tabernas. En una de ellas tiramos de jarro para el vino. Mientras, nos iban surtiendo de cecina, morcilla, longaniza, queso….Y aquí también cantamos

 

 

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