«Dadme un punto de apoyo…» El viaje, la peregrinación son indiscutiblemente un punto de apoyo para movernos por todo el mundo sin reparar en lo que nos separa, sino descubriendo lo que nos une.

En la Constitución «Gaudium et spes» encontramos unas líneas de singular belleza cuando habla del significado importancia y finalidad del Turismo:

» Empléense los descansos oportunamente para distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo, ya sea entregándose a actividades o estudios libres, ya a viajes por otras regiones (turismo), con los que se afina el espíritu y los hombres se enriquecen con el mutuo conocimiento…»

«Dadme un punto de apoyo…» El conocimiento de los hombres y su mundo, el conocimiento de tantísimos rincones; de tantos países, ciudades, pueblos, monumentos, santuarios, lugares de fe y cultura son un punto de apoyo para estrechar nuestros lazos de amistad y fraternidad, recrear y admirar las bellezas de cuanto se visita y se celebra. Nada se quiere, nada se ama si antes no se conoce. Y no me cansaré de repetir, que estos valores tienen un efecto multiplicador cuando se viaja en grupo. No estamos en contra de los viajes individuales, no. Preferimos lo primero. Preferimos que el número de amigos tenga una vivencia profunda, que crezca día a día, que se alimente y fortalezca a través de cuantos más, mejor.

«Dadme un punto de apoyo…» Otro punto de apoyo, a través del viaje y la peregrinación, podría ser la comunicación y el entendimiento con los pueblos y sus gentes, tendiendo puentes de paz, tan escasa a día de hoy, tan importante para el desarrollo, el progreso y el bienestar de todos, especialmente de quienes más lo necesitan. Son millones.

Gracias, una vez más, por compartir tu amistad y compañía, y con el poeta Hilario Peña te digo:

«No me sueltes de la mano  – soy el ciego del camino -,
contigo se me hace hermano,  mi corazón peregrino.»

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