Austria combina los paisajes alpinos con praderas, frondosos bosques, lagos cristalinos e impresionantes glaciares ,que contrastan con sus pintorescos y tradicionales pueblos.
Austria se encuentra en el corazón de Europa Central. Guarda aún el espíritu de la Cultura, Reinos e Imperios, y nos muestra un patrimonio de tesoros del Arte, de una belleza y variedad sin igual. Belleza que predomina en sus iglesias, palacios y castillos.

Alguien acuñó una frase muy curiosa: «Austria se mece a ritmo de vals».
En sus ciudades se podrá disfrutar de los múltiples conciertos callejeros. Y, también, en magníficos escenarios: los austriacos viven como una devoción la música clásica.
Nos vamos a centrar ahora en dos ciudades, a cual más bella e interesante:

Insbruck
Es la capital del Tirol y cruce de caminos en el centro de los Alpes; de una belleza natural exuberante , gracias a su privilegiada situación rodeada de montañas y en el fondo del valle del río que le da nombre: el Inn.
Dos veces sede olímpica; su centro histórico es uno de los más bellos del mundo en sus pequeñas dimensiones. Deslúmbrate con  su Tejadillo de Oro y con la afable cordialidad tirolesa.

Salzburgo
La ciudad de los arzobispos, una joya barroca en un conjunto de calles y plazas peatonales. No dejes de visitar su catedral, el cementerio con sus catacumbas, los patios eclesiásticos, la fuente de Neptuno, la calle de los Herrajes, el Palacio y jardines de Mirabel con su rosaleda; la vista de la ciudad desde el Casino o Fortaleza…..y la música representada por su Palacio de Festivales y toda suerte de historias, casas y lugares de su hijo pródigo Mozart.

Desde Salzburgo se hace un recorrido por la Región de los lagos austriacos con altas montañas como telón de fondo: el St.Wolfgang al pie del Rinn Kogel; el lago Traun, el más profundo con 191 metros , junto al valle por donde discurría una de las grandes «rutas de la sal».

El día se completa con dos inolvidables visitas: el Castillo de Neuchswanstein o del Rey Loco, quizás el más conocido del mundo. Un sueño hecho realidad, un auténtico castillo de hadas, príncipes y dragones, edificado sobre un promontorio y rodeado de lagos y montañas alpinas. Fue la inspiración de Walt Disney y un recuerdo imborrable de quien lo visita.
Y el Palacio de los Caballeros. Fantástica excursión, cruzando en barco el lago Chiem, hasta la isla de los Caballeros, donde Luis II el Rey Loco, se hizo construir una réplica de Versalles.

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