El ángel a los pastores les da como señal «lo encontraréis envuelto en pañales», dando a entender que ese gesto tiene un significado más profundo.
En la antigüedad era una costumbre muy difundida y también en la actualidad.
«Envuelto en pañales«, como cualquier niño frágil, débil, impotente, necesitado de protección. Es un signo de los cuidados de María y José, y de la Navidad. De este modo Jesús se pudo desarrollar y llegar a la plena madurez.
Los pañales que envuelven al recién nacido son la expresión viva de los cuidados que le prestan las personas más queridas. Ahora somos nosotros quienes le cuidamos. Le cuidamos cuando somos pañales para los necesitados, marginados, excluidos…
Hay una oración, atribuída a uno de los reyes de nuestros días, que pronunció en medio de una inundación:
«Gracias, Dios mío por haberme inspirado para que fuera a estar en medio de esas pobres gentes. Algunas han perdido prácticamente todo. A una señora anciana, especialmente triste y desamparada, que ni siquiera tiene abrigo para protegerse del frío, he tenido la alegría de darle el mío. Gracias, Señor, por la alegría que me has proporcionado«.
Este es, sin duda, uno de los signos de nuestro tiempo.
Albricias, hermanos míos,
al Niño tengo en mis brazos,
cuando la noche sus lazos
anuda sobre El, tan fríos.
Que he llegado al Portal
donde la Virgen María
tanto lloraba y reía
que un revuelo celestial
fue a avisar a los pastores
y darles, por más señales,
un Niño envuelto en pañales,
ya vienen con sus tambores.
Venid, hermanos queridos,
despertad de vuestro sueño,
que un día estará en un leño,
y vosotros, aún dormidos.
Adorad a Jesús Niño,
mi Niño Dios Redentor,
rosal florido de amor
que espera vuestro cariño.
(Hilario Peña)