Siempre tuvo Jesús corazón de pobre y se sintió bien siendo pobre, hasta llegó a decir «dichosos los pobres porque de ellos es el Reino«. Pero al crecer sufrió la opresión, y entendió que su pueblo andaba como oveja sin pastor, – lee, si te parece Ez 34- y ni los políticos ni el Sanedrín ni los romanos eran buenos pastores.
Y lanzó un programa con un final, el Reino o una humanidad con los valores que le gustan a Dios,»los cojos andan, los ciegos ven«… Aparece constantemente en ese gran relato que las preocupaciones de Jesús no fueron la religión del templo sino el sufrimiento de la gente de la calle.

El Papa hoy lo dice de otra manera: «lo primero para los cristianos es que no haya niños muriendo de hambre. Después ya nos preocuparemos de nuestras diferencias doctrinales«. Y por eso los ángeles anuncian a los pastores: «No tengáis miedo, Os traigo una buena noticia: Os ha nacido un liberador«.
Y esto en una noche oscura en Belén y los pastores, responsables y sufriendo la fría noche, velando su rebaño, buscando leña incluso húmeda y temiendo al lobo y al amo que siempre exige mucho y paga mal; con ganas de irse a casa a descansar: esclavos de envidias, rencores, violencia; noche plena en Belén… Y hoy tú y yo en la misma o parecida oscuridad, esclavos de querer vivir bien, de que nos respeten, de luchar a codazos con la competencia… Soñando y temiendo enfermedades, muerte, pobreza… y sin camino o en espera de la liberación. «Caminante, no hay camino».

Y se hizo de repente la luz en Belén, una buena noticia. Un niño pobre, necesitado, gente sencilla a quien no apetece el ruido de la posada, del palacio real, ni el fulgor del templo. Un niño que ha escogido la cuadra, el cariño de sus padres y de la gente sencilla.
Pero es claro que aunque ni la posada ni el templo ni el palacio se enteren, ha nacido. Ellos están en la noche, en plena oscuridad. Este niño frágil, que cualquiera puede eliminar me salvará, si quiero, de esta noche de miedo, de muerte, de envidia, de pereza, de rencores, violencia, avaricia…
Se asustaron los pastores con la noticia: no tengáis miedo, hay luz, hay salvación y Dios es más fuerte que la violencia, injusticia, odio y dinero… Pero claro, es un niño. Y los pregoneros de los medios, en la noche, insisten en las tinieblas, las sombras… resaltando el valor del dinero, y los ídolos de barro. Son, pues, dos mensajes contradictorios. La decisión es tuya.

Amigos, ánimo, vamos a Belén, Él nos ha llamado porque somos importantes y por eso nos regala la luz y nos quita el temor pues el mundo tiene salida a través del amor sencillo. Lo comentaba Cantinflas: «nos dijo Dios, amaos los unos a los otros y no armaos los unos contra los otros». Vamos, sin miedo ni a la noche ni al poder de Herodes, ni al orgullo de sacerdotes y doctores. Es noche, sí, pero para la fe y la esperanza, el amor sencillo, cotidiano, encarnado, nos va a salvar. Las tinieblas no podrán contra este niño.

Oigamos de nuevo al ángel que hoy, aquí y ahora, diciembre de 2014, también nos anuncia:
«No tengáis miedo. Os traigo una buena noticia. Os ha nacido un libertador«.

Así lograremos celebrar una Feliz Navidad.

Juan Villamor

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