El monte Tabor es otra etapa imprescindible en nuestro viaje a Tierra Santa,   está a 520 metros sobre el nivel de mar. Fue una montaña sagrada y todavía se encuentran restos del culto antiguo sobre el pavimento. Los escenarios altos eran el ideal para los cultos cananeos pues a los dioses se les veneraba en las alturas.

Recuérdese que según la opinión de los antiguos, la divinidad sólo se comunicaba en las alturas; de ahí el subir a los altos para dar culto.
Tiene una forma pintoresca; su exuberante vegetación, el esplendor de su vista panorámica lo convierten en uno de los puntos más evocadores de toda la antigua Palestina. Cautiva subir a su cima a través del camino serpenteante, rodeado de arces, pinos, higueras…
En la parte superior se extiende una amplia explanada, en cuyo centro se encuentra el santuario de la Transfiguración .Se trata de una basílica con tres naves divididas por pilastras macizas. 
El misterio de la Transfiguración está representado en el ábside. Con mosaicos dorados se muestra a Jesús flotando en el aire, entre Moisés y Elías, personajes importantes del Antiguo Testamento, que tienen dedicadas dos capillas en el interior de la Basílica.

En la Cripta hay hermosos mosaicos que representan las cuatro «transfiguraciones» de Jesús: la Encarnación, la Eucaristía, la Pasión y la Resurrección del Señor, simbolizados por unos ángeles.
Descendemos a la Cripta, a ese rincón acogedor e íntimo, que nos invita a orar, « ! Señor , que bien se está aquí ! . Hagamos tres tiendas.«

A ambos lados del santuario, en su exterior, se puede subir a dos terrazas que nos ofrecen unas hermosas vistas. La de la derecha nos ofrece toda la llanura de Jezrael, con el Carmelo al fondo, y hacia el sur se encuentra Afula  y las montañas de Samaria.
Desde la izquierda contemplaremos, frente a nosotros, toda la depresión del Jordán con las montañas de Jordania  ; mirando hacia el norte veremos Tiberias Illit, y en días claros hasta el Hermón.
En la misma explanada que da acceso al santuario, de un lado está el Convento de los franciscanos , presentes ahí desde 1631, y del otro restos de la época bizantina, y de la época cruzada un monasterio benedictino, del que se conservan aun las ruinas, distinguiéndose perfectamente la sala capitular y la pequeña capilla que servía de oratorio.
La basílica actual fue erigida en 1924, obra de Antonio Barluzz. Asentada sobre la obra cruzada, intenta representar las tres tiendas. De estilo romano-siriaco, es una de las más bellas de Tierra Santa.

Como dato curioso y anecdótico al Tabor se sube en taxis de una compañía que tiene la exclusiva de este servicio; es una experiencia pintoresca. La ladera es muy empinada, con una docena de curvas cerradas. Los conductores hacen alarde de su habilidad y simpatía, manejando con destreza y una calculada audacia.

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